domingo, 1 de marzo de 2015

25 de febrero 2015

Acabo de borrar
sin querer
la conversación de 
whatsapp
que tenía contigo.
Desde junio
desde que te vi mi número
por privado
de twitter.
Desde junio
sin borrarlo 
tantas cosas buenas
que me dijiste,
tan pocas malas
que también me dijiste.
Realmente, nunca
me has dicho 
demasiadas cosas malas.
Lo último que me dijiste,
ayer.
Eso fue malo
pero no te culpo,
nunca te he culpado de nada.
Tú podrás imaginarte
lo que quieras
pero nunca lo he hecho.
Si hubiera querido 
culparte de algo,
la semana pasada
no nos habríamos visto,
ni paseado,
ni hecho nada
de nada.
Quizás me gustaste demasiado
te lo dije una vez
y tú me contestaste 
que no sabías que decir.
Hay muchísimas cosas
que sólo me dijiste una vez
y las recuerdo como 
si me las hubieras 
dicho hoy.
Un día en verano
te dibujé 5 corazones
porque te dije
que era lo único que sabía dibujar.
Te los dibujé en una hoja
mientras yo estaba 
en el trabajo.
Tú me dijiste
que eras el que estaba 
más apartado.
Que eras el solitario.
Y yo dibujé otro 
al lado
y te contesté 
que ya no estaba solo,
que tenía compañía.
A lo que me preguntaste
que si yo era ese recién 
dibujado.
Te dije que si querías
que lo fuera
y me dijiste que si.

Pensándolo ahora 
fríamente
no se si lo dijiste 
de verdad
o para hacerme ilusiones
o algo. 
No se.

Pero jo, 
lo mucho que me has gustado 
y lo que me sigues gustando...
Menos de lo que me gustaste,
eso si.
Nunca te has hecho ilusiones
pero ahora no estoy 
tan enamoradísima 
de ti.

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